Eva Aoiz Aperte, nueva directora gerente de UCAN: “Las cooperativas deben adelantarse a las necesidades de sus socios”

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Eva Aoiz Aperte estudió Ingeniería Técnica Agrícola en la UPNA porque su padre José Francisco y su madre María Dolores le infundieron desde pequeña las virtudes del campo y del pueblo.

A sus 32 años, vive entre Pamplona y Olóriz, localidad situada a 24 kilómetros de la capital navarra en la Merindad de Olite.

“Mi hermana Lydia, profesora y un año mayor, aprendió a conducir el tractor antes que yo“, cuenta Eva, en una entrevista mantenida el pasado jueves en la sede de la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN), en la avenida Sancho El Fuerte de Pamplona, a las 8.30 horas.

Esta semana el consejo rector de UCAN ha aprobado el nombramiento de esta trabajadora del Grupo AN como directora gerente en sustitución de Patxi Vera, que próximamente ocupará el cargo de Defensor del Pueblo.

Eva Aoiz asume este puesto con 32 años, prácticamente los mismos que tenía su antecesor cuando inició su trayectoria en UCAN.

En su currículum incluye su máster cursado en 2016 en dirección de protocolo, organización, producción y gestión de eventos. “Soy una persona de trato con la gente, y quería estudiar ese grado para formarme en un ámbito que siempre me ha gustado. Era la única ingeniera apuntada y ninguno de los asistentes entendía por qué me había inscrito, y yo siempre les respondía lo mismo: el campo también necesita comunicar de manera correcta todo lo que hace”, destaca Eva, que ha estado vinculada ocho años al Grupo AN.

Natural de Pamplona, su familia paterna dedicada a la agricultura procede de Olóriz, y la materna, cuyo abuelo fue pastor, de Cabanillas. “Mi padre cultiva cereal y algo de viña; y durante los fines de semana y las vacaciones le ayudo en las tareas del campo, como sembrar, cosechar, transportar el cereal hasta la cooperativa…”, explica Eva, sin pareja ni hijos.

Confiesa que el pasado lunes estaba nerviosa ante la incertidumbre de qué opinarían de ella los integrantes del consejo rector para aceptarla o no en el nuevo puesto. “Si hubiera sido hombre, seguramente que no habría tenido este pensamiento”, relata la que va a ser la primera mujer directora gerente de UCAN. “En esta materia queda mucho por hacer, pero como en otras”, repite.

¿Qué ha aprendido del Grupo AN que puede trasladar a UCAN?

–Estos ocho años en el grupo cooperativo me han venido muy bien para conocer el funcionamiento de una empresa de economía social y el trato con los compañeros; he dialogado con las diferentes administraciones a través del departamento de la fundación del Grupo AN; y he puesto en valor la importancia de innovar, adaptarse y anticiparse para que un proyecto tenga éxito y ofrecer nuevos servicios. No siempre se acierta, eso también es peligroso, pero hay que trabajar año tras año para lograr resultados.

¿Qué objetivos se marca en UCAN?

–Empecé a trabajar en el Grupo AN pensando que mi aportación iba a ayudar a personas como mi padre, que trabaja en el campo. Afronto la etapa en UCAN con esa misma idea romántica. Aunque, en primer lugar, debo escuchar mucho para avanzar. Quiero lograr que las cooperativas se adapten a las necesidades de los socios, e incluso se adelanten a ellas.

¿Cuáles son esas necesidades?

Incidir en el relevo generacional, en el que UCAN ya está trabajando mucho; apoyar a la mujer rural; impulsar la digitalización de las cooperativas; resolver temas burocráticos de los agricultores porque disponen de superficies más extensas para trabajar; o cuidar la sostenibilidad, etc.

¿Qué papel desempeña la cooperativa en el mundo rural?

–Esencial, porque mejora la calidad de vida de un pueblo a través de sus servicios. Surge para comercializar los productos de agricultores y ganaderos y así competir en el mercado; genera empleo en el mundo rural; y oferta productos y servicios. ¿Qué compañía energética va a invertir en instalar una gasolinera en un pueblo? Una cooperativa aporta ese valor, incluso algunas también venden pienso para mascotas, por ejemplo, etc.

¿Considera clave un segundo plan de integración de cooperativas?

Urge su aprobación. Debemos estudiar todos los modelos para afrontar la integración de cooperativas. Antes un agricultor trabajaba su parcela cerca del domicilio, pero ahora para ser competitivo tiene que ampliar su explotación con tierras localizadas en otros municipios a los que debe desplazarse con la maquinaria correspondiente. Por ejemplo, cubrir esos trayectos con un tractor supone una eternidad. En ese contexto, no tiene sentido que ese agricultor entregue la cosecha en la cooperativa de su pueblo sino en aquella situada donde la ha recogido. El agricultor debe sentir como propia la cooperativa de otra localidad, y eso se obtiene mediante la integración.

¿Esta fórmula supone la desaparición de determinadas cooperativas?

–No siempre. Algunas pueden conservar las instalaciones y el personal pero con otro modelo organizativo.

¿Qué obstáculos tienen los jóvenes para trabajar en la agricultura y ganadería?

Resulta complicado entrar en el sector primario por la fuerte inversión que hay que afrontar, aunque la Administración apoye con ayudas, y por la falta de oferta para adquirir una tierra. Un joven puede sentirse satisfecho si consigue que alguien le arriende alguna parcela. Es impensable que un propietario venda una superficie a un joven. Muchas cooperativas ya afrontan este problema, pero deben implicarse todas, con el apoyo de subvenciones. Los jóvenes deben integrarse en las cooperativas porque les aportan seguridad y conocimiento para solventar sus incertidumbres. 

Perteneció a la comisión de Igualdad del Grupo AN, ¿qué debe hacer el sector para avanzar en género?

–Intentar cambiar una mentalidad de siglos no es complicado sino lento. Las mujeres trabajan mucho para visibilizar su papel y normalizar su situación; aunque para alcanzar ese objetivo los hombres también deben implicarse, porque suponen la mayoría del sector. Me parece fundamental que estos profesionales inculquen esta actividad de la misma manera a hijos e hijas. Por ejemplo, mi padre nos transmitió la pasión por la agricultura desde pequeñas; y el resto de agricultores del pueblo ha normalizado que manejemos el tractor o la cosechadora y que descarguemos el remolque en la cooperativa. No distinguen entre hombres y mujeres, sino que todos somos personas realizando una misma tarea.

El ministro de Agricultura, Luis Planas, abogó por aumentar la presencia de la mujer en los consejos rectores de las cooperativas. ¿Comparte esta opinión?

–Conviene que haya mujeres en esos órganos, como ocurre en UCAN. Pero existe un problema: hay que buscar las candidatas a esos puestos en un colectivo reducido, ya que el número de mujeres en el sector primario es inferior si se compara con el de hombres. Además, una vez que las cooperativas encuentran esos perfiles válidos, a veces, esas mujeres no pueden aceptar esos cargos al ser incompatibles con sus responsabilidades. Por ejemplo, todavía recae la conciliación en ellas en un porcentaje muy alto.

¿Las cooperativas fomentan la sostenibilidad, una palabra tan escuchada últimamente?

–Sí. Pero la sostenibilidad no solo hace referencia al medio ambiente sino también a la rentabilidad y a la contribución social. Los agricultores y ganaderos son los primeros interesados en cuidar el medio natural, porque su trabajo depende de ese entorno. Además, en ese principio de cuidar el medio ambiente, potencian la economía circular a través de la que reincorporan al ciclo productivo elementos reciclados.

¿Cuál es la fórmula más adecuada para que innoven las cooperativas?

Deben ir de la mano con el resto de agentes de la cadena para que sea afectiva. Las cooperativas tienen que innovar con agricultores, sindicatos, industrias, proveedores de insumos… Como ejemplo, el proyecto Ecocirplas demuestra alternativas viables para la gestión sostenible del residuo plástico de uso agrario, liderado por UAGN, con la coordinación de UCAN, el Grupo AN, ITER investigación y Solteco.

¿Preocupa el incremento de los costes de producción?

–Sí. Aunque este tema depende principalmente de quienes pelean por los precios, como ocurre con el Grupo AN. UCAN no debe obviar esta problemática, porque afecta al sector, pero no es el actor principal en esta materia.

¿Las cooperativas van a poder beneficiarse de los fondos europeos con el PERTE agroalimentario?

Tenemos una posibilidad mayor con los fondos, y hay que aprovechar esta oportunidad mediante la unión de todos, con el acompañamiento y asesoramiento de UCAN.

¿Por qué al sector se le exige tanta burocracia?

No sé contestar, pero cada vez las administraciones piden más documentación para cualquier gestión, y ahí está UCAN para asesorar.

¿Es suficiente el presupuesto que asigna la PAC a las cooperativas?

–Creo que la Política Agraria Común debe destinar más partida a la integración de cooperativas, ya que es el modelo a seguir.

¿Este sector está digitalizado?

–Las cooperativas tienen una parte muy digitalizada, como la trazabilidad, los cuadernos de campo o la burocracia en la que ayuda Senai. Pero todavía hay recorrido en la agricultura de precisión que irá mejorando, por ejemplo llegar a sembrar la dosis necesaria en cada punto de parcela para ahorrar semilla o abonar lo imprescindible para evitar contaminaciones de fertilizantes en aguas subterráneas o ríos. Con ello el sector seguirá contribuyendo a cumplir con las exigencias medioambientales y se conseguirá reducir los costes de producción. Aunque nuestra actividad se encuentra con dos dificultades: el esfuerzo inversor para adquirir esa maquinaria y el tiempo que requiere analizar los datos para tomar decisiones.