Patxi Vera ha tomado posesión este miércoles como Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra, sustituyendo en el cargo a Javier Enériz, en un acto en el que ha defendido que el “objetivo número uno será no dejar a nadie atrás”.
El acto ha contado con la presencia de la presidenta de Navarra, María Chivite, el presidente del Legislativo foral, Unai Hualde, y el Defensor del Pueblo del Estado, Ángel Gabilondo, además del delegado del Gobierno en Navarra, José Luis Arasti, y los parlamentarios de los distintos grupos. También han estado presentes los titulares o adjuntos de las defensorías de Aragón, CAV, Cataluña y Castilla y León, así como representantes de órganos judiciales y de la FNMC.
Vera, candidato que optó al cargo con el respaldo de PSN, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E tras quince años de ejercicio, nueve en situación de interinidad, de Javier Enériz, ha trasladado su agradecimiento a los firmantes de su candidatura, al Defensor saliente y al resto de sus predecesores, a estos últimos por “sentar las bases de la institución, desarrollarla y consolidarla manteniendo su independencia, todo en aras a la defensa de los derechos y libertades”.
Tras prometer su cargo ante los miembros de la Mesa y recibir la insignia del Parlamento de manos de Hualde, Patxi Vera ha defendido que el “objetivo número uno será no dejar a nadie atrás”.
“Mi principal misión para estos seis años será supervisar que, más allá de las declaraciones institucionales, las Administraciones de Navarra cumplen de verdad con ese segundo principio de los Valores Universales que las Naciones Unidas fijaron en septiembre de 2015 al aprobar la Agenda 2030”, ha indicado.
En ese contexto, el nuevo Defensor del Pueblo ha advertido de que las Administraciones “no lo tienen fácil para cumplir ese objetivo, porque su estructura, concebida en el siglo XIX, no llega a dar una respuesta eficaz y eficiente a las necesidades del siglo XXI”.
“De esa falta de reforma y de su actuación diaria se derivan situaciones de desventaja para la ciudadanía, interpretaciones contradictorias, errores, aplicaciones injustas, procedimientos complicados, formularios incomprensibles, retrasos, etc.”, ha apuntado.