Con 17 años, Hasier Larretxea descubrió en un campeonato de herri kirolak que no seguiría la senda de su aita, Patxi Larretxea, un reconocido aizkolari del Baztan. Su vocación por la literatura le haría convertir su terapia en una profesión en la que tiene ya una sólida carrera como poeta y que sigue con mucho cariño su ama, Rosario Gortari